Dijimos que lo nuestro era una historia sin final.

Cuando quise darme cuenta ya era demasiado tarde.
Estaba perdida.
Ya había una sonrisa que me hacía enloquecer.
Unos labios que deseaba besar.
Unos ojos verdes que no tenían nada de especial, pero sin embargo a mi me encantaban.
Una canción que me hacía recordar buenos momentos.
Un olor que adoraba.
Y alguien a quién por nada del mundo quería dejar ir.
Ya no dormía por las noches. Me las pasaba leyendo conversaciones y mensajes; y cuando lo hacía, despertaba con un "buenos días enana" que me hacía estar feliz durante todo el día.
Esperaba que sonase mi móvil, y descubrir que era él que llamaba.
Nada me gustaba más que coger el teléfono y escuchar 'hola mi vida'. Y después pasar horas y horas pegada al móvil.
No existía ninguna persona que me hiciese mas feliz. Era él. El que me hacía sonreír con cualquier tontería. Era el chico del que estaba completamente enamorada. Y lo sigo estando.