Hay miradas que deberían estar prohibidas en horario protegido y leyes que están muy bien aunque sólo sea para saltártelas. He de decir que sé que todavía no sé todo lo que debería y mucho menos todo lo que podría saber a estas alturas de mi vida, pero a veces, cinco minutos antes de caer en sueño profundo, me invade la certeza de que el mundo y yo tenemos secretos por los que nadie pagaría ni un duro, y aún así, sé que son importantes.
Que pocas personas me han visto llorar desconsoladamente, y la gran mayoría ni se acuerda de como me derrumbo, y pese a todo me siento humana a horario completo.
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